La Villa de Bulnes vivía una vida muy tranquila, era el otoño del año de 1863, mientras las brisas dejaban caer algunas hojas al suelo cierto día ocurrió un caso

muy extraño en la Iglesia Parroquial del Pueblo.

 

En aquella tarde se encontraba un gran numero de fieles oyendo la misa que dirigía el Señor Cura cuando de pronto entro un individuo a caballo profanando el

lugar santo y los sagrados misterios. Ante el asombro de todos, se procedió  a expulsarlo, al mismo tiempo este individuo profirió una multitud de palabras en un idioma que no fue reconocido por los fieles e incluso trato de avanzar hacia el altar, el caballo negro se encabrito, en ese momento salio el Señor Cura a enfrentarlo con una pequeña cruz en la mano y unas palabras en latín, el jinete comenzó a retroceder y a salir del templo.

 

Nadie reconoció a este individuo que se perdió por el oriente del pueblo, desapareciendo sin dejar ningún rastro, ya que la policía, que había salido en su

persecución no pudo encontrarlo. 

 

Terminada la misa, comenzaron a retirarse los fieles y para muchos de ellos e incluso para el Señor Cura el extraño jinete que había profanado el templo era el mismísimo diablo en persona.