EL MONAGUILLO
Cierto día un joven de aspecto languido se ofreció para hacer aseo. Petición que fue muy bien recibida por don Matías, claro que estaría vigilante de este cuando el monaguillo terminó de hacer el aseo en el primer piso continuo en el segundo en la pieza del sacerdote donde estaba la damajuana, pero había un problema, ésta daba para la parte del salón, donde estaba don Matías leyendo un libro con unos anteojos que lo delataban que estaba pendiente de su ayudante. Mientras el monaguillo se las ingeniaba como tomar unos sorbitos, siguió limpiando.
De pronto se le ocurrió una idea, cuando hacía aseo en la parte posterior de la pieza no era observado por el Cura. Ahí comenzaba su plan mientras silbaba y limpiaba para hacer creer que estaba haciendo aseo.